Breve historia de «La Plaza Grande»

Fotografía de 1880 – La traza de Mérida fue realizada de acuerdo con el trazo de damero, es decir, como un tablero de ajedrez. Esta disposición implantada en la mayoría de las ciudades hispanoamericanas, la ciudad parte de un cuadrado central usado como Plaza de Armas.

Cuando hagan la planta del lugar, repartanlo por sus plazas, calles y solares a cordel y regla, comenzando desde las plaza mayor y sacando de ellas las calles a las puertas y caminos principales.[1]

Hacia finales de 1542, Francisco de Montejo “El Mozo” repartió solares entre quienes le habían acompañado en la conquista, dispuso este sitio como la Plaza de Armas, asiento del poder en sus diferentes manifestaciones; destinando el oriente para la Catedral, y el norte para el asiento de las casas reales, el poder civil. Reservándose el sur para la residencia de los Montejos. En el poniente, una estructura maya se mantuvo hasta el siglo XVIII.

La Plaza Mayor, durante la colonia fue testigo de la jura de reyes españoles[2], procesiones religiosas, pase de armas de los encomenderos[3], corridas de toros.[4] Aquí tuvo lugar en 1761 la sangrienta ejecución de Jacinto Canek y ocho compañeros suyos tras la sublevación indígena de Cisteil, cuyo martirio tenía que ser escarmiento para el resto de la población.[5]

Al jurarse la Constitución de Cádiz en 1812, el Ayuntamiento de Mérida dispuso el cambió de nombre a Plaza de la Constitución Española, colocándose en el Palacio Municipal una placa con esta nomenclatura, la cual estuvo adornada con alhajas donadas por las damas meridanas, entre ellas Ana María Roo, esposa del liberal José Matías Quintana.[6] Dicha placa fue arrancada tras el regreso del absolutismo a España.

Plaza de la Independencia, fue el nombre oficial que adoptó la coloquialmente llamada “Plaza Grande” tras la consumación de dicho movimiento en 1821. La construcción del jardín se realizó en 1845 y para ello se utilizaron piedras labradas de las ruinas de la antigua parroquia de San Cristóbal que se encontraba al interior de la ciudadela.[7]

A principios de 1872, los parques de la ciudad fueron remodelados y en esta plaza se instaló una fuente[8] de hierro fundido y bronceado traída de París, cuya fuerza provenía de un motor de vapor.[9] Misma época en la que se colocaron las verjas que rodearon al parque y se sembraron laureles de la india.[10] Para la celebración del 5 de mayo de 1880 se trasladaron las antiguas bancas de piedra de la antigua Alameda la cual ya estaba en desuso.[11]

El kiosco de la Plaza Grande que estuvo desde el año de 1900, en una imagen de 1904

En aquellos años empezaron a darse retretas en la Plaza Grande, por ser el parque Hidalgo muy pequeño para albergar a la concurrencia que se reunía para escuchar a la Banda de Música del Estado, primero dirigida por José Jacinto Cuevas y posteriormente su descendencia continuó con la labor.[12]

El Dr. Eduardo Urzáiz describió esta plaza hacia 1890 “es amplia y cuadrada y esta rodeada por una bonita verja de hierro; en su centro hay una parte ladrillada, con una fuente y una venus de bronce, a la verdad algo chica para el tamaño del lugar. La parte periférica tiene avenidas con piso de hormigón bien apasionado, sombreada por muy frondosos laureles y provistas de cómodas bancas.”[13]

Santiago Burgos Brito escribió sobre aquellas retretas“Una de las avenidas servía para la clase media flor y nata del cruzamiento de conquistadores y conquistados. Por la otra, caminaba con paso lento el enjambre de bellísimas mestizas, nervio de la raza, espejo de virtudes y maravilla de mansedumbre y de paciencia. Fuera de la Plaza, en raudas y elegantes carretelas, las gentes de postín se hacían la ilusión de oír la música que la banda del Estado ejecutaba desde el centro de la Plaza.”[14]

El parque permaneció así hasta 1900, año en el que se instaló en el centro de la Plaza un kiosco[15] donde la banda de música del estado se reunía a tocar [16]. En 1906 las verjas que rodeaban el cuadrante fueron retiradas, y poco más tarde fue retirado. El gobernador Eleuterio Avila intentó colocar otro kiosco en 1914[17] el cual nunca pudo concluirse convirtiéndose en un adefesio que fue retirado durante el gobierno de Salvador Alvarado.[18]

Dice Manuel Cirerol que, por aquellos años, en las primeras horas de la noche, la Plaza Mayor era frecuentada por jóvenes que se reunían para hablar de negocios, política, música y arte. “El grupo de la Catedral”, “El del reloj”, “el de la casa de Montejo”.

En agosto de 1897 los partidarios de Francisco Cantón proyectaron con la linterna mágica en pantallas la imagen de dicho personaje y de su adversario Carlos Peón Machado. Resultando en aplausos para el primero y en rechifla para el segundo. Aquel acto acabo con actos de violencia.[19] La plaza principal de Mérida fue ocupada durante el siglo XX para actos políticos y movilizaciones populares. Afortunadamente no perdió sus jardines, como le ocurrió al Zócalo de la ciudad de México.

Sigue siendo punto de encuentro para los habitantes de una ciudad que ya se extendió más allá de lo que imaginaron sus fundadores, estas líneas apenas describen un poco de la historia de aquel lugar.

REFERENCIAS

[1] Recopilación de Leyes de Indias: Título Siete, Leyes I y IX, Consejo de Hispanidad.

[2] López de Cogolludo, D. (1868). Historia de Yucatán, escrita en el siglo XVII. Tomo II. Libro 8. Capítulo Primero. Mérida: Imprenta de Manuel Aldana. pp. 86 – 88

[3] Ancona, E. (1889). Historia de Yucatán, desde la época más remota hasta nuestros días. Tomo II. Libro cuarto. Capítulo Primero (M. Argüelles Heredia, Ed.) Barcelona: Imprenta de Jaime Repus Roviralta. pp. 200 -201

[4] Ferrer G. “Nuestra Ciudad Mérida de Yucatán”. Talleres gráficos “Basso” págs. 110 – 111

[5] Bracamonte S. P. (2004) La encarnación de la profecía de Canek en Cisteil. Colección Peninsular. Pags. 161 -167

[6] Ancona, E. (1889). Historia de Yucatán, desde la época más remota hasta nuestros días. Tomo III. Libro sexto. Capítulo Tercero (M. Argüelles Heredia, Ed.) Barcelona: Imprenta de Jaime Repus Roviralta. pp. 39 – 40

[7] La Revista de Mérida. 17 de enero de 1886

[8] La Razón del Pueblo. 1 de enero de 1872.

[9] Cirerol Sansores, M. (1966). Nuestra Linda Mérida. Mérida: Sin Editorial.

[10] La Razón del Pueblo. 18 de octubre de 1872.

[11] La Revista de Mérida, 22 de abril de 1880

[12] La Razón del Pueblo. 11 de agosto de 1878

[13] Urzáiz Rodríguez, E. (1992). Mérida en 1890. En R. Peniche Barrera, Mérida, antología (1542 -1992) (págs. 56 – 61). Mérida: Talleres gráficos del Sudeste.

[14] Burgos Brito, S. (1986) Suplemento Dominical. Novedades. 26 de enero de 1986.

[15] Aunque según algunos autores el kiosco se instaló en 1882 durante el gobierno de Octavio Rosado, esto es imposible de acuerdo con los registros fotográficos. “La Revista de Mérida” señala el de 3 marzo de 1898 el proyecto de establecer un kiosco en la plaza “En repetidas ocasiones se había proyectado elevar un kiosco en el centro de nuestra plaza, donde a la vez que fuera un bonito adorno, sirviera para que los músicos tocasen la retreta”. La misma nota señala que el Sr. Ricardo Loret de Mola es quien está interesado en la concesión para la construcción. El mismo medio señaló que el jueves 26 de septiembre de 1900 se realizó en el quiosco una cena en honor del Sr. Fernando García Farjado.

[16] Abreu Gómez, E. (1956). Cosas de mi pueblo: estampas de Yucatán. Ciudad de México: Colección Panoramas. Pág. 25

[17] Municipio Libre. 20 de Junio de 1917.

[18] Cirerol Sansores, M. (1966). Nuestra Linda Mérida. Mérida: Sin Editorial.

[19] Pérez Sarmiento. M (2011) “Las Razones de la alternancia” Instituto Mora Pág. 206 -207

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